Malos tiempos para la lírica

Quizás el título de esta entrada se haya convertido en un lugar común por derecho propio. Sólo hace falta googlearla para no sólo encontrarse con un Germán Coppini repitiendo machaconamente la frase del poema de Bertolt Brecht con esa angustia existencial a lo Joy Division, sino también con decenas de artículos periodísticos con este encabezado. Todos hablan, en mayor o menor medida del mismo tema: el paraíso perdido de lo que fue, la patria de los recuerdos idealizados, el pasado imperfecto que hacemos perfecto en nuestra mente para esconderlo de una realidad donde la lírica está denostada. 

Quizás son malos tiempos para la lírica en un mundo que parece encontrarse al borde de un precipicio donde no sabemos si saldremos mejores, peores o al menos vivos. 

Quizás en ese precipicio el azul del mar inunde nuestros ojos, el aroma de las flores nos envuelva, contra las rocas se estrellen nuestros enojos y así toda la esperanza se nos devuelva. 


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